sábado, 5 de marzo de 2011

La leccion de los cerillos

En 1669 Bran, un quimico de Hamburgo, buscando la piedra filosofal descubrio el fosforo. Una antigua historia nos decia que todos nacemos con una caja de cerillos en nuestro interior y que no los podemos encender nosotros solos. Necesitamos como en el experimento de Bran, del oxigeno y de la ayuda de una vela. Solo que en nuestro caso, el oxigeno debe de provenir de por ejemplo del aliento de la persona amada; la luz de la vela puede ser cualquier cosa: una melodia, una palabra, una caricia, un sonido, cualquier cosa. Es algo que dispare el detonador y encienda uno de los cerillos. Cada persona tiene que descubrir cuales son sus detonadores para poder vivir ya que la combustion que realiza al encenderse uno de ellos es lo que nutre de energia al alma. Si no hay detonador para los fosforos entonces la caja de cerillos humedece. Y ya nunca podremos encender uno solo de ellos. Sin embargo, hay muchas maneras de poner a secar una caja de cerillos humeda: tiene remedio. Pero tambien no es menos importante recordar que se debe encender los cerillos uno por uno. Ya que si por una intensa emocion llegaramos a encender todos de un solo golpe, se produce un resplandor tan fuerte que aparece ante nuestros ojos un tunel esplendoroso que nos muestra el camino que olvidamos al nacer y que a la vez nos llama a encontrar nuestro perdido origen divino

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